En la serenidad de esta acuarela, encontramos la invitación a reflexionar sobre nuestro papel como guardianes responsables de la Madre Tierra. Es un recordatorio de que nuestras acciones individuales, aunque parezcan insignificantes, tienen un impacto colectivo y poderoso en la sanación del planeta que todos compartimos.

Así, en la unión del corazón humano con la Madre Tierra, descubrimos una conexión sagrada que nos insta a preservar y honrar la belleza y el poder de la naturaleza. Sanar a la madre tierra es sanar a la madre que nos dio la vida, sanar a la madre que es la base de todo lo que somos. En este compromiso de cuidado y respeto, encontramos la esperanza de un futuro en el que florezcan la vida y el amor en cada rincón de nuestro hogar compartido, la Madre Tierra.

Cuándo te acercas a la madre,te acercas a ti mismo,mira profundamente la naturaleza de tu existir y entonces comprenderas todo mejor.

Es hora de manifestar una nueva realidad.
Sanar la madre es darle vida a nuestro corazón,un nuevo latir,una oportunidad de amar sin dolor,recordar que el amor es la fuerza mas poderosa.